Extorsión canina (julio, 2009)
UN CASO MAS....Hace unos días, el pasado sábado 18 de julio, fui víctima de unos extorsionadores que, utilizando los datos registrados en sitios WEB dedicados a la recuperación de mascotas perdidas, chantajean de manera profesional a los dueños que han extraviado algún animalito.
No necesito decirles el temor que todo esto infundió en mí, ni la tristeza y el coraje que siguieron al darme cuenta de que nunca se trató de personas que hubieran encontrado a mi perrita perdida. La menor duda de que se trataba de una extorsión se disipó cuando unos días después me encontré en Internet con otra noticia similar en la que todos los datos utilizados en esa extorsión (ocurrida en Sinaloa el pasado mes de febrero) eran exactamente los mismos que a mí me habían dado, así como los medios persuasivos y de coerción ejercidos.
Me parece importante difundir esta noticia para evitar que alguien más, vulnerable como yo, y deseoso de encontrar a su querida mascota, sea víctima de este tipo de extorsiones.
Recomiendo leer la historia en detalle en:
http://proyectomascota.com/foros/about12712.html, en donde otra persona se ha unido al tema, siendo igualmente víctima. No se trata de una historia de ficción, si bien está escrita como si lo fuera, en el sentido de que relata con mucho detalle los hechos sucedidos e incluye todos los diálogos que se dieron entre los extorsionadores y yo.
El relato es un hecho verídico y, si bien se refiere a la pérdida de una mascota, igualmente pudiera ejemplificar los métodos de chantaje sentimental, miedo y hasta terror a los que pueden acudir los extorsionadores en casos de secuestro de personas abusando de la buena fe y la esperanza de sus familiares.
Aquí sólo doy los datos que me parecen pertinentes para alertar a la comunidad.
Los extorsionadores se hacen pasar por una pareja de esposos que son “doctores”, utilizando los nombres Jorge Rodríguez y Karen Paz Gutiérrez. Sus tácticas, en términos generales, se resumen en dar a entender que no tienen ningún interés económico (ni el de la recompensa), que son gente humilde y “cristiana”, y que su único interés es el emocional, ya que “se sienten muy encariñados con el animal”. Como viven “muy lejos” ofrecen enviarlo en autobús mediante el favor de un amigo chofer que lo transportará como “lazarillo”, única manera de que un perrito vaya en la parte de arriba.
De esta manera, “modestamente” sólo les piden el costo de la jaula que comprarían y el envío del animal. Se niegan a hacer intercambio cara a cara y con diversas excusas ponen el tiempo a su favor, diciendo que si no se hace de inmediato no entregarán al animalito.
Para convencer a los dueños de que realmente se trata de su mascota, ellos conocen y manejan perfectamente todos los detalles del animal perdido (color, tamaño, enfermedades, si está esterilizada, dónde se perdió, si llevaba collar) en fin, todo dato que los dueños pudieron haber publicado en algún periódico o sitio de Internet.
El lugar donde dicen habitar, varía; en mi caso, me dijeron que se ubicaban en Puebla, cerca de San Miguel Texmelucan. Posteriormente supe que su domicilio, así como la cuenta a la que deposité el dinero, corresponden a la ciudad de Matamoros, Tamaulipas. El número celular utilizado (aunque éste puede cambiar en cualquier momento) es: (868)195-50-02, cuya clave corresponde a un poblado llamado Sta. Adelaida, Tamaulipas. El número de cuenta es: BanCoppel 100-109-07-638, a nombre de la “doctora”.
Esto está escrito para toda la comunidad con el fin de que todos se enteren de esta especial modalidad de extorsionar a la gente. Se dirige principalmente a todos aquellos que aman a los animales y que por desgracia han perdido a su mascota.
Amigos: por más amor que le tengan a sus animalitos ¡no caigan en las garras de estos rateros! Solicítenles pruebas fehacientes de que tienen a su mascota, como por ejemplo, fotografías que no hayan aparecido en la propaganda que ustedes repartieron.
No dejen que se adueñen de la situación, no permitan que les restrinjan el tiempo y exijan que el intercambio sea cara a cara (en un lugar público, para mayor seguridad).
No se dejen engañar por la información que les dan, verifiquen antes las posibles maneras que hayan tenido para obtener esa información; tampoco se guíen por su tono, lastimero o amenazante, y el supuesto desinterés; se trata de profesionales sin escrúpulos y sin pizca de bondad.
